ACERCA DE MÍ

Originaria de la Ciudad de México y con una formación clásica en el taller San Lorenzo, después de treinta años viviendo en Quintana Roo, Gabriela ha hecho suya esta tierra: su selva, su arena, su mar, se encuentran en su paleta.  A lo largo de su trayectoria, su pincel ha sido un fiel aliado, pues ha forjado su estilo, consagrando esa voz propia que un artista plasma en el lienzo y se convierte en algo irrepetible y único. 
 

A través de su obra, nos transporta a un lugar donde la naturaleza pasa por su paleta.

Ahí se sintetiza y se filtra dejándonos solo con su esencia la cual se mueve a través de esta frontera tan efímera entre lo abstracto y lo natural. Los pinceles de Gabriela Márquez han capturado el espíritu mismo de Quintana Roo, esa tierra donde el mar y el cielo se funden en un abrazo eterno de azules que danzan a voluntad del viento. Sus imágenes invitan al observador a enlazar su alma con el alma de aquello que la artista plasma.

Cada una de sus obras es una oda al mar y a la fauna que lo habita, el punto de partida en la carrera de esta pintora que ha consagrado años a capturar la esencia de estos cuerpos de agua. Desde su primer trazo, el turquesa del Caribe se convirtió en su musa, una fuente inagotable de vida y frescura. En cada pincelada, Gabriela revela su goce ante este espectáculo natural: el movimiento constante que arrulla y acaricia las playas doradas; los animales que habitan estos ecosistemas, la tranquilidad infinita y el oleaje que susurra voces ancestrales que se conecta con los cenotes de forma secreta por corrientes subterráneas. Los tonos azules, su gama predilecta, dominan cada composición con una intensidad que solo puede ser producto de una fusión profunda con su fuente de inspiración. Desde los tonos claros que acarician la superficie hasta los profundos azules, cada matiz habla de esta conexión íntima. Sin embargo, más allá de capturar la belleza externa, Gabriela Márquez logra transmitir la vibración de Quintana Roo: esa invitación constante a sumergirse en lo más profundo de uno mismo y encontrar la paz en la simplicidad del agua, el cielo y la fauna que los habitan. Sus obras no son imágenes estáticas, sino entradas a universos de sensaciones y emociones que con maestría sabe evocar.